miércoles, 15 de septiembre de 2010

Una aventura épica

Ayer mientras me dirgía de la escuela a mi casa, para recoger algunas cosas para viajar a mi ciudad de origen en Sinaloa por motivo del Megapuente que hizo Felipe Calderón, iba en el camión muy tranquilamente, bueno no tanto porque el calor estaba infernal y como traigo gripe pues no podía tomar algo helado para mitigarlo. Bien pues a pesar de la temperatura iba comodamente en mi asiento y que de repente se sube un individuo de no muy buen aspecto, algo desaliñado y con aliento alcoholico, en otras palabras, un borrachito. Estando el camion semi vacío, calculo yo que a un 10% de su capacidad,  ¿donde creen que se sentó? ¡A mi lado! Obviamente. Pero eso no fue todo. Todavia de que se sienta al lado del pasillo (por ende yo estaba al lado de la ventana), ¡empiezó a dormirse! Luego comenzó a recargarse en mi y yo me hacía hacia la ventanilla. Hasta que ya no tuve más margen para moverme y tenia su 'jeta' justo a mi lado. Ovbiamente le estaba dando la espalda, pero su aliento alcoholico lo sentia justo en la nariz. Y el problema es que no podia moverme de asiento porque es tan reducido el espacio entre asiento y asiento, que no me dejaba pasar con sus piernas. Debo confesar que en más de una ocación pensé en 'retacarle un bofete' como dijeramos los sinaloenses, por no mencionar las grocerías que por aca se dicen para referirse al acto de proporcionar un golpe en la cara. Sin embargo, algo dentro de mi me dijo: -¡No seas gacho güey! Es un pobre borrachito indefenso. Cuando llegó la hora de que me bajara, a como pude me desafané de su encierro, y me baje literalmente, 'botando de coraje' del camión. Antes de llegar a mi casa pase al super en donde gracias al aire acondicionado, logre que se me bajara el coraje un rato, paseandome un rato entre las verduras y escogiendo las que serían parte de mi menú. Pues ya un poco más tranquilo me dirigí a mi casa, todavia analizando que hubiera pasado si mis instintos hubiesen sobrepasado mi razón y le hubiera dado de golpes la señor. Ya casi iba llegando a mi casa, a una cuadra para ser excato, y que me voy encontrando al borrachito. Caminaba justo en la misma direccion que yo, y de repente que da vuelta por la calle que vivo. ¡Casi me quería morir al ver que era de mi vecindario! Y lo peor de todo es que es mi vecino y yo ni sabía, su casa esta casi enfrente de la mia.  Cabe aclarar que apenas tengo un mes ahi, y no salgo si no es a la escuela o a la tienda. Cualidad que no comparte mi entrometida vecina, a quien posiblemente le dedique algunas lineas en este blog, homenajeando sus acciones dignas de una 'doña de lavaderos'.
Cuando llegue a mi casa y ya que se me bajó el coraje, me puse a analizar que hubiera pasado, de haber reaccionado sin pensar; y concluí que son precisamente este tipo de situaciones las que te hacen madurar y crecer como persona, y sobre todo como un adulto responsable.
Como moraleja podría decir que a veces es mejor ser pacientes un poco con las personas, aunque no lo merezcan del todo; antes que dejarse llevar por la ira y el enojo y cometer actos que desprestigien tu reputación. Al fin y al cabo tu nopuedes saber si mañana o pasado esa persona puede ser tu suegro, papa de tu mejor amigo, etc.

Saludos, Excelente fin de semana largo. Mejor dicho, semana completa inhabil. =)

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